El sabor es uno de los aspectos más importantes en la cerveza. Tanto por su disfrute y consumo, como por ser uno de los pasos fundamentales durante el proceso de cata, donde se ponen a prueba los sentidos y se aprecian todos sus matices.
Sin embargo, el sabor de la cerveza no siempre fue como lo concebimos en la actualidad -con todas las particularidades que marcan la diferencia entre unos estilos y otros- sino que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos y civilizaciones.
Veamos cómo…
El sabor de la cerveza tiene mucha historia
Desde la existencia de la primera receta con el pueblo sumerio, la cerveza era una especie de brebaje donde que se consumía con pajillas largas para evitar los posos, ya que las elaboraciones líquidas del momento contenían residuos sólidos.
Se constata que los bebedores con alto rango tenían sus propias cañas para probar los resultados con mejores materiales.
Así el sabor de la cerveza fue evolucionando y adquiriendo protagonismo como bebida favorita en las distintas civilizaciones.
El hekt o hqt, que es como se llamaba a la cerveza en Egipto, tuvo gran importancia como moneda de cambio entre los faraones, y en algunas ocasiones lo aromatizaban con notas de miel, dátiles, o canela.
Tenían hasta 13 tipos distintos, y era tan importante, que la incluían en las tumbas funerarias como ofrenda para asegurarse una vida feliz después de la muerte.
En otras culturas, aunque no tenía tanto protagonismo, la cerveza también se consumía entre las clases más pobres. Es el caso de la griega (zythos ) o la romana, donde la denominaban “cerevisia”.
También formó parte de la dieta de los celtíberos como caelia, un tipo primitivo de cerveza que se elaboraba a base de cebada y trigo.
Pero los sabores de esta bebida fermentada fueron evolucionando y mejorando hasta el descubrimiento del lúpulo en la Edad Media.
Su antecedente fue una mezcla de hierbas conocida como Gruit o gruut, que se empezó a añadir, y aromatizaba las recetas y generaba un gusto más amargo.
Aportaba sensaciones y nuevos sabores aromáticos e intensos. Sin embargo su popularidad decreció (en torno al año 1.100) cuando se empezó a utilizar de manera frecuente el lúpulo.
El gran cambio
El gran cambio y revolución llegó muchos años más tarde de la mano del descubrimiento de las cervezas lager, y especialmente con la aparición del estilo Pilsen, que marcó un antes y un después en la concepción de la cerveza y su sabor.
Es a partir de este momento cuando se puede afirmar que los matices y su apariencia ya son más parecidos a las cervezas actuales.
Aparecen las cervezas rubias (pues antes eran más oscuras e intensas) refrescantes y transparentes.
Todo ello gracias a un proceso de elaboración que cambia por completo.
Un control de la temperatura especialmente durante el proceso de fermentación y una selección de levaduras, así como el empleo de maltas menos tostadas o más pálidas en el malteado, lograron productos más claros y ligeros.
Los nuevos sabores recuperados
Ya bien adentrado el siglo XX, concretamente a partir de los años 70, la multitud de tipos de cerveza tan diferentes en cuanto a aspecto y sabores, hacen que el modo de concebir la cerveza cambie.
Se habla del homebrewing, que nació en Estados Unidos y donde la intención es recuperar aquellos estilos olvidados para tener la posibilidad de poder disfrutar de estos sabores de antes al máximo.
Apreciar aquellos matices más lupulados típicos de las cervezas IPA, los toques afrutados, refrescantes o especiados de algunas cervezas de trigo, o probar la intensidad de algunas cervezas ale, que hacen que la difusión de la cultura cervecera (que dura hasta nuestros días) esté más viva que nunca.
Cervezas reposadas, sabores complejos
Aunque la durabilidad de la cerveza es prolongada, resulta complicado conservar una cerveza y hacer que envejezca en condiciones de bebestibilidad óptimas.
Estos procesos deben llevarse a cabo con sumo cuidado, y si se consiguen, se pueden obtener resultados con matices complejos con los que disfrutar al máximo.
Sin duda se están logrando con creces.
El consumidor de ahora tiende a vivir experiencias nuevas y está dispuesto a experimentar con todo tipo de elaboraciones, probando los sabores característicos y únicos que desprenden las cervezas envejecidas en barrica.
Este tipo de cervezas reposadas, cuya evolución se ha llevado a cabo con unos procesos controlados, están aportando recetas muy interesantes de toques licorosos, a frutas maduras, que conservan todos los aromas que aporta la madera.
Para saber más acerca de la evolución de la cerveza y aprender todo sobre cultura cervecera se puede consultar más info detallada en Historia de la Cerveza y Glosario de Términos Cervecistas.