Aunque cocinar con flores no es algo nuevo, esta tendencia está ganando popularidad y mayo es el momento perfecto para probarla. Te presentamos un maridaje fresco y ligero: ensalada de flores y Hoegaarden Wit Blanche.
Mayo es el mes de las flores. El buen clima primaveral las trae de todo tipo de colores y aromas, y no solo son bellas, sino también comestibles.
El uso de las flores en el arte culinario no es algo nuevo. Históricamente, han formado parte de los platos de muchas culturas. Desde los pueblos mesoamericanos hasta la gastronomía japonesa, pasando por la cocina india, el uso de las flores como ingrediente es una constante.
Actualmente, existe un movimiento llamado gastrobotánica, que busca retomar esta costumbre. Esta tendencia está popularizando el uso de flores en la comida actual, no solo en restaurantes de alta gama. Hoy en día, ya no es extraño ver pétalos en las ensaladas.
El uso de flores brinda, a través de sus colores, aromas y texturas, un toque muy diferente a las comidas, y la primavera es la mejor ocasión para comenzar a probar. Pero no se trata de poner cualquier pétalo en nuestras cazuelas. Es importante tener en cuenta que no hayan sido contaminadas durante su cultivo y que sean comestibles.
Entre las flores comestibles más habituales se encuentran las violetas, las rosas, la flor de calabaza, las caléndulas y amapolas, pero existen alrededor de 250 especies para nuestros platos. También podemos añadir hierbas aromáticas y disfrutar de un abanico de sabores para deleitar nuestro paladar.
¿Ensaladas y cervezas?: el maridaje perfecto
La cerveza es una excelente compañera de las ensaladas, gracias a los sabores de malta que equilibran/armonizan/suavizan la acidez de aderezos como las vinagretas. En un maridaje buscamos el equilibrio, por ello ensaladas más complejas encontraran armonía con cervezas ricas en matices, mientras que aquellas más sencillas maridaran mejor con cervezas de intensidad moderada.
Para este maridaje elegimos una Hoegaarden Wit Blanche, la cerveza de trigo belga por excelencia y su multiplicidad de matices. Su historia se remonta a hace casi 600 años en la aldea de Hoegaarden, donde los monjes de la localidad empezaron a experimentar y añadir ingredientes botánicos de todo el mundo a su tradicional receta.
De inspiración Witbier, durante su elaboración se añaden otros ingredientes como el cilantro y la piel de naranja, que le aportan aromas especiados y cítricos. Armoniza con una gran variedad de platos como las ensaladas de frutas y flores, dónde sus notas cítricas encuentran afinidad con las notas de naranja del aliño, a la vez que su toque especiado complementa los aromas de la ensalada.
Cómo preparar ensalada de flores y frutas
Ingredientes:
-100 g de ensalada de brotes 250 de queso de la sierra de Cádiz u otro similar
-4 flores de orquídeas
-1 melón
-2 naranjas
-125 g de moras
-125 g de grosellas
-50 g de almendras
-2 cucharadas de vinagre balsámico
-Aceite de oliva
-Un bote de mermelada de frambuesa
-Azúcar (a demanda)
Preparación:
-Poner en una olla al fuego la mermelada de frambuesa. Añadir azúcar y vinagre de Módena.
-Dejar cocer a fuego medio entre 5 y 10 minutos y enfriar.
-Cortar en láminas el melón y el queso.
-Tostar las almendras.
– Pelar y cortar en láminas las naranjas.
-Montar el plato con una cama de lechugas, luego el queso, la naranja, el melón, las grosellas y las moras. Finalizar con la reducción de frambuesa, las almendras y los pétalos de orquídea. Terminar con un chorrito de oliva.